domingo, 17 de julio de 2011

Reflexión sobre las duplicadas

Es verdad que creo que la Duplicada sigue siendo una pequeña desconocida y además con muy mala fama, Si me permitís, intentaré venderla un poquito (me podéis acusar de product placement :-)) e intentar dar argumentos para mejorar su imagen. Y también, porque no, leer otros argumentos, debatir, etc.

Una de las noticias que me han llegado es la desmotivación existente entre jugadores (no ya sub-1800, sino incluso sub-1900) para asistir a un torneo donde se van a dar cita buena parte de la flor y nata del Scrabble (no sólo duplicado) en España. Probablemente, si estuviéramos hablando de un Torneo de Scrabble clásico, ese miedo ni siquiera se nos pasaría por la cabeza (reconozco que a algunos sí, pero la mayoría iríamos encantados a participar a un torneo con el Top-10 al completo, con nosotros de carnaza).

Una de las características de la duplicada es que no existe un enfrentamiento directo entre jugadores. De hecho, una duplicada es un ejercicio individual, al mismo estilo que un examen, un solitario de cartas, o una carrera de 100 metros lisos en atletismo. Cada uno de nosotros, al jugar una duplicada, estamos mostrando nuestro conocimiento individual. Igual que en el examen ponemos a prueba nuestros conocimientos sobre una determinada materia, en un solitario valoramos nuestra habilidad en gestionar el mazo, o en la carrera, nuestra velocidad, en una duplicada ponemos a prueba nuestra capacidad de anagramar, nuestra capacidad de visualización del tablero y, por supuesto, nuestro conocimiento del vocabulario scrabblístico.

Pensemos en la cantidad de atletas que se dedican a correr los 100 metros lisos por todo el mundo. Estamos hablando de miles, probablemente decenas de miles. Y sólo unos pocos llegan a las finales de los Juegos Olímpicos o de los Campeonatos del Mundo. Y algunos de los 8 que participan en esas finales ya saben que, salvo catástrofe, no tienen nada que hacer en esa final. ¿Tiene sentido entonces dedicarte a algo, sabiendo que no eres (y que muy probablemente, jamás serás) el mejor del mundo? Sí, tiene sentido, porque estamos hablando de la capacidad de superación personal.

Volvamos al Scrabble y con una experiencia personal: hace un par de semanas jugué la mejor duplicada de mi vida. Fue en casa, reproduciendo la partida del Máster Argentino 2009. Conseguí un porcentaje sobre el Máster de 72,3%, lo que me habría situado entre los 3 últimos clasificados de aquel torneo.

Recuerdo que en la segunda partida del Torneo de Duplis de Cerdanyola rocé el 92% sobre el Máster. Pero no. Mi mejor duplicada hasta la fecha ha sido mi 72,3% que comenté en el párrafo anterior. ¿Por qué? Porque mi Super-Joan (ver http://www.dupmaster.net/truco.html. A este paso va a ser truco de la década :-)) consiguió un 74,2%. Quedé a apenas dos puntos porcentuales de la que hubiera sido mi partida perfecta. Por el camino de las 15  rondas que duró la partida me dejé sólo 15 puntos. Sí, me dejé 226 puntos con respecto al Máster, pero sólo 15 contra una versión ideal de mí mismo. Y jamás he estado tan cerca de esa versión ideal y, probablemente, me cueste volver a igualar este resultado o mejorarlo.

No puedo culparme de no ver UNDIVAGO, u ODONATO, o, siendo justos, incluso de no ver una palabra de 10 fichas usando 3 sueltas en el tablero. No conozco esas palabras, por tanto, no puedo decir: “qué mal jugué… ¡mira que no ver UNDIVAGO!” Es como si un chaval que empieza a correr los 100 m en el club de atletismo de su pueblo, al cronometrarle 13 segundos, dice “uf, vaya desastre… me retiro”.

Como en todo tipo de competición individual (y la duplicada lo es), cuenta lo que somos, de lo que somos capaces, y de cómo podemos llegar a sacar el máximo potencial de nosotros mismos. Volviendo a los 100 metros lisos (perdón por los vaivenes), si nuestra mejor marca hasta el momento son 10,30 segundos, no podemos ir a un campeonato a intentar batir el récord del mundo. Tampoco diré que es imposible (a ciertas alturas de la vida, uno ya se espera todo), pero claramente es un objetivo irreal, sin ningún tipo de sustento lógico. Igualar ese 10,30 será un resultado óptimo. Bajar a 10,25 será nuestro mayor éxito, aunque nos eliminen en primera ronda, y deberíamos ser los más felices del mundo. Eso sí, si hacemos 10,50, tal vez debamos pensar muy seriamente qué hemos hecho mal.

Y con la dupli lo mismo. Desde aquí os animo a que, cuando juguéis en casa, añadáis un nuevo jugador, el Super-Vosotros, y le asignéis, en cada ronda, la jugada con más puntos (no necesariamente la puntuación del Máster) que deberíais haber sido capaces de haber visto. Haced lo mismo con las partidas que jugáis en torneos: reproducidlas en casa, a ver cuánto os saca vuestro Super-Yo,

La primera vez que lo hagáis el resultado va a ser muy pero que muy dramático. No os desaniméis. La diferencia entre tu Yo y tu Súper-Yo será bastante abultada: ése es nuestro margen de mejora. Y nuestro objetivo, con cada duplicada, es intentar rebajar esa diferencia, mejorando nuestra capacidad de anagramación y mejorando nuestra visión del tablero.

Y, lo que es mejor, esta mejora que conseguimos practicando las duplicadas, también es aplicable luego a nuestro juego en clásico. A medida que nuestros Super-Yo y Yo duplicados se acerquen en sus resultados, también mejorará mucho nuestro juego en clásico. Anagramaremos mejor y más rápido, dominaremos más el juego en paralelo y aprenderemos a tener el tablero controlado en todo momento. Muchos, muchísimos, casi todos, nos daremos cuenta que al vocabulario del que ya disponemos podemos sacarle muchísimo más partido, tanto en dupli como en clásica.

Para finalizar y resumiendo, me gustaría animaros a todos a darle una oportunidad a la duplicada. Creo que todos podemos beneficiarnos de ella: aquéllos que maldicen su suerte, aquéllos a los que nos queda todavía tanto y tanto por aprender y a los amantes de las tertulias. Tened en cuenta que, en una dupli, todo el mundo ha jugado la misma partida y, por tanto, todo el mundo puede hablar de ella con todo el mundo. Contra-argumento a todos aquéllos que argumentan que la dupli no facilita la socialización.

Y a los clubes y organizadores, felicitaros por vuestra valentía de organizar jornadas exclusivamente duplicaderas (Cerdanyola, Girona, Lloret,…) y, aunque los resultados no hayan sido los deseados, no os desaniméis y sigámoslo intentando. Seguro que acabaremos agradeciéndonoslo.

Como siempre, muchas gracias, y mi más sincera admiración a los que hayáis llegado hasta aquí.

Por cortesía de Joan López

No hay comentarios:

Publicar un comentario