miércoles, 18 de abril de 2012

Los Episodios Nacionales: Lloret de Mar 2008

Después del varapalo sufrido en el Nacional de 2007, estaba comenzando a afirmar una idea en mi mente: el Scrabble clásico es una lotería, en la que los jugadores más preparados juegan con más boletos, eso sí, pero una lotería al fin y al cabo. El talento o la preparación pueden justificar los buenos resultados, pero ¿y los malos? ¿Uno se vuelve tonto de repente? ¿O quizás siempre que uno obtiene un mal resultado es porque no se ha preparado lo suficiente, o porque preocupaciones externas le hacen perder tensión competitiva? Analicé las distintas situaciones que había vivido en competición y eso no me cuadraba. Y, entonces, siguiendo el mismo razonamiento, concluí también que no siempre que uno gana es por talento o preparación, sino que participa en la misma lotería que todos los demás jugadores, con más o menos boletos, pero en una lotería al fin y al cabo. Éste es un pensamiento que hoy en día no ha cambiado lo más mínimo para mí.

La cuestión es que decidí pasar algunos meses más sin prepararme, quizás hasta que comenzara a acercarse el siguiente mundial. Y, curiosidades del destino: de pronto, tras un pésimo Nacional y con un bagaje léxico del que cada día se me escurría, por falta de uso, un puñado de palabras, me topo con dos segundos puestos en los dos últimos ópenes de la temporada y, a la vuelta de las vacaciones, un Campeonato de España Máster en el que, congregándose la flor y nata del Scrabble español, gano mis nueve partidas casi sin despeinarme. Recuerdo que sufrí en mi partida con Enric Hernández y con Carlos Puente. En las demás, fue un paseo militar. ¿Me había vuelto un lumbrera otra vez, de repente? Tuve una suerte tremenda y dudo que en un torneo de nueve rondas se pueda robar jamás con mejor mano. Y recuerdo que pensé: "¡Jo, vaya suerte has tenido! Juegas muy bien, pero la fortuna contigo ha agotado el cupo en este torneo. No creo que jamás llegues a ser campeón de España". Y juro por el comodín, que es lo más sagrado en el juego, que lo pensé exactamente así. Estaba convencido.

Me preparé con algo más de un mes de previsión para mi siguiente Mundial, en Colombia. Malas partidas para firmar un mal torneo y finalizar en 22ª posición. Y, sin embargo, en duplicada, una segunda plaza a un punto del título. Por aquel entonces aún no me había convertido en un especialista en esta modalidad, así que ese subcampeonato me supo a gloria y reafirmó en mí la idea de que preparación y resultados en el Scrabble clásico no siempre van de la mano.

De esta forma, continué preparándome para asaltar el siguiente Campeonato de España: Lloret 2008. Pude estudiar bastante, aunque no iba mucho más preparado de lo que lo había estado en algunos otros torneos, o de lo que lo volvería a estar en otros en el futuro. Mis ocho primeras partidas fueron terribles. Con rivales de distinto nivel, aunque en teoría todos ellos asequibles, me hubiera ido muy bien disponer de un desfibrilador al final de cada una de mis partidas. Al finalizar la octava ronda, verbalicé, en esas tertulias de pasillo tan típicas en los torneos, que, por favor, pedía a la bolsa algunas partidas cómodas o no terminaría vivo aquel torneo. Y, justo cuando el swiss comenzaba a emparejarme a mis rivales más duros, la bolsa fue para mí como un genio de la lámpara dispuesta a cumplir mi deseo. Caí sólo en una partida y en las seis restantes vencí con muchísima comodidad (incluso pudiendo permitirme algunos errores) al puñado de jugadores que copaban las encuestas como aspirantes al título.

Primer título de campeón de España justo cuando menos hubiera esperado conseguirlo, porque creía que ése era un honor reservado a otros jugadores.

En este capítulo de esta serie sólo puedo compartir dos aprendizajes con vosotros. El primero es que cuanto mejor os preparéis más opciones tendréis de alcanzar grandes cotas. El segundo es que, por más que nos empeñemos, al jugar Scrabble clásico aceptamos participar en una lotería; podremos comprar más boletos que otros jugadores, pero las bolas siempre saldrán del bombo; en los buenos y en los malos resultados.

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