sábado, 7 de abril de 2012

Los Episodios Nacionales: Barcelona 2005

De nuevo en Barcelona, el de 2005 era mi segundo Campeonato de España. Por aquel entonces, un jugador sólo obtenía Elo firme cuando había disputado un mínimo de 15 partidas oficiales y jugado dos campeonatos nacionales. El Elo se obtenía a partir de una fórmula basada en la puntuación media y era una de las dos vías de clasificación al Campeonato del Mundo, en el que había debutado nueve meses atrás, en Panamá, y en el que quería volver a participar en 2005, esta vez en España. La otra vía era la clasificación obtenida en el Nacional.

Probablemente la bolsa no me acompañó tanto como en mi debut, pero, más allá de este hecho, en mi mente había una consigna clara: conseguir tantos puntos como me fuera posible, dejando completamente a un lado el número de victorias o derrotas en que esta actitud pudiera desembocar. Si en mi debut en Campeonato de España había conseguido una media superior a 480 puntos, con 16 partidas oficiales como único bagaje, esta vez quería conseguir 490, 500, 510... Probablemente la bolsa no se puso tan de mi lado, como decía, pero un claro error en mi planteamiento de objetivos sin duda contribuyó a que este Nacional no me dejara un buen sabor de boca. Clasifiqué en décima  posición, un buen resultado, pero algo alejado de mis expectativas tras mi fulgurante debut un año antes. Y gran parte de culpa la tuvo este planteamiento en el que el principal objetivo y deseo era la obtención de mayores puntuaciones a cualquier precio. Bajo esa consigna, por el camino se me escaparon algunas victorias que, con un planteamiento más serio, competitivo y, en definitiva, racional, probablemente no habría perdido.

En el Scrabble no se trata de hacer muchos o pocos puntos, sino, simplemente, al menos uno más que tu oponente al finalizar el juego. Y ésta no es una cuestión que tenga que ver únicamente con lo competitivo. Enfrentarnos a otro jugador en el marco de una competición implica tratar de superarnos a nosotros mismos, tratar de doblegar a nuestro oponente desde la sana competencia y un necesario respeto. Centrarnos exclusivamente en nuestro marcador, intentando engordarlo a cualquier precio, manifiesta la no atención a este respeto y nos lleva a obviar todas aquellas facetas de este juego que tienen que ver con la estrategia, el control posicional, la psicología, el planteamiento de retos y estratagemas sobre el tablero y, por lo tanto, nos lleva a jugar a un juego distinto, incompleto y con una gama de matices, de sabores en definitiva, claramente inferior a la que este maravilloso juego es capaz de ofrecernos.

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