-No puede ser que tengas tanta suerte -dijo el otro.
Y muchas otras cosas dijeron muchos más. Y quedaron sentados, diciendo y diciendo.
Entretanto, mancharon muchos nombres.
Entretanto, muchos otros miraban, veían, escuchaban, imitaban, aprendían y crecían.
Entretanto, el juego siguió regalando vida y sueños. Quienes quisieron, los alcanzaron.
Sí, puede ser.
Parar Gran Taxi Vacío
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