domingo, 12 de junio de 2011

Ustedes entenderán

Ayer… decidí retirar una palabra válida del tablero (ante el reclamo de mi madre, que era mi ocasional rival), al conocer el real significado de la misma en el DRAE (segunda acepción). Eso luego me llevo a perder la partida... pero esto ya es harina de otro costal.

¿La palabra cuestionada?: BAO.

Sí, ya sé que existe... Pero, otra vez, piensen que estaba con mi respetable madre de 77 años, quien vino de visita a mi casa y a quién debo un mínimo de respeto filial.

Ella, inocentemente, me dijo: “mi amor, creo que se escribe VAHO” (en clara alusión a otra palabra). Y yo, más inocentemente aún, recurrí al DRAE. Y busqué BAO (alejándome del tablero, que yacía absorto sobre la mesa y acercándome al modernísimo ordenador).

Al ver la segunda definición de esta palabra (y dado que sé de sobra que mi madre no tiene conocimientos de náutica), retorné a la sala de juego (el comedor de mi casa, enclavado, como muchos saben, con bella vista al Cerro Otto por el sur y magnifica observacion al Lago Nahuel Huapi por el norte) y le dije: "tenés razón, mamá; una vez más tu hijo está equivocado; disculpas". Y, en vergonzoso silencio, retiré la palabra del tablero y continué jugando, sin poder parar de pensar cuál habría sido su reacción si le decía que BAO es el "elemento que, empernado en la cachola, sirve para sostener la cofa".

Ustedes disculpen la impertinencia, pero, como son mis amigos, necesito advertirles por si juegan con algún adulto mayor.

Gracias por comprenderme. Espero evitarles un seguro inconveniente. 

¿Habré hecho bien?

Por cortesía de Beto Romero

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